Desde nuestra Escuela Infantil en Paterna, creemos importante transmitir a las familias los riesgos del uso prolongado de pantallas en la primera infancia, especialmente en la franja de 0 a 3 años.
Esperar en la consulta del médico, hacer un trayecto largo en coche, hacer la compra en el supermercado o comer en un restaurante puede resultar muy estresante si vamos acompañados de un niño pequeño. Tareas diarias tan simples como cocinar, ducharnos o poner la lavadora pueden llegar a convertirse en misión imposible cuando mi hijo reclama toda mi atención.
Es por esto que a menudo los adultos recurrimos a las pantallas, convenciéndonos de que serán solo 5 minutos, pero finalmente incorporándolas en la rutina diaria de nuestros hijos con total naturalidad.
Las pantallas son perjudiciales para la salud
El primer paso es aceptar que el uso de pantallas es perjudicial para la salud de tu hijo, especialmente en la primera infancia, pues impiden el desarrollo de la capacidad de atención y, por consiguiente, de la memoria, el cálculo, la abstracción o el análisis. De hecho, las principales asociaciones pediátricas a nivel mundial insisten en que no debemos utilizarlas con menores de 2 años y limitan su uso a máximo 1 hora al día, supervisados por un adulto, a partir de esta edad. Si quieres informarte al respecto te recomendamos visitar la web de la divulgadora educativa especialista en el tema Catherine L’Ecuyer aquí.
Seguro que ahora te estás preguntando qué alternativas tienes y cómo gestionas a partir de ahora los momentos de estrés que surgen en el día a día. Como el objetivo de este artículo no es juzgar a las familias sino ofrecer recursos y herramientas, vamos a daros una serie de pautas y recomendaciones para eliminar el uso de pantallas en la etapa de los 0 a los 6 años.
1. Prepárate
Con niños pequeños es fundamental anteponernos a los imprevistos que puedan surgir en el día a día. Por eso, os proponemos tener una mochila o bolsa siempre a mano que contenga varias propuestas de actividad del interés del niño. Puede contener, por ejemplo, ceras de colores y papel, plastilina y moldes, marionetas de dedo, libros, un pompero o un puzzle. Esto será de gran utilidad siempre que vayamos a algún sitio que requiera esperar, ya sea un trayecto, la consulta del médico o una comida familiar.
2. Comunícate con tu pareja
Hablaremos con nuestra pareja, o con las personas que participen en la crianza de nuestro hijo, y consensuaremos si vamos a permitirle utilizar dispositivos electrónicos o no. Si hemos decidido no permitirlo es importante que estemos de acuerdo al menos los adultos convivientes porque es fundamental que el mensaje que demos al niño sea coherente y siempre el mismo. No vale que mamá no me deje ver la televisión, pero papá me la ponga a escondidas, o al revés. También es importante que traslademos a los cuidadores secundarios esta decisión y que ellos actúen en consecuencia.
3. No cedas
Si el niño está acostumbrado a utilizar pantallas y de un día para otro se las quitamos es muy posible que tenga una rabieta. Es lícito que se enfade, que exprese su opinión y que nos haga saber lo que quiere. Nosotros acompañaremos su enfado sin ceder a su demanda, validando sus sentimientos y permaneciendo a su lado hasta que se le pase. Después, podemos explicarle que tenemos el deber de cuidarle y no exponerle a experiencias que sean perjudiciales para su salud, y que en lugar de ver la televisión podemos ir al parque juntos (o cualquier otra actividad que le guste).
¿Durante cuánto tiempo va a seguir insistiendo el niño para intentar recuperar el uso de pantallas? Dependerá de su edad, del tiempo que haya utilizado estos dispositivos y de su carácter. En cualquier caso, si nos mantenemos firmes en la decisión muy pronto dejará de reclamar la pantalla porque sabrá que nuestra respuesta es no. Sin embargo, si a veces cedemos y le dejamos utilizarla, seguirá pidiéndola siempre, porque es posible que digamos que si en alguna ocasión.
4. Reconvierte las rutinas
Tenemos que reconvertir las rutinas que antes estaban asociadas al uso de la pantalla, sustituyéndolas por algo que también le guste. Por ejemplo, si el niño cenaba viendo la televisión, en su lugar podemos cenar toda la familia junta alrededor de la mesa y hablar de las cosas que nos han sucedido en el día. O si antes de dormir le dejábamos utilizar la tablet, en su lugar podemos sentarnos en el sofá a leerle sus cuentos favoritos.
5. Da ejemplo
Si no quieres que tus hijos vean la televisión, no la veas tú delante de ellos. Evita o reduce el uso de pantallas de cualquier tipo en su presencia, a favor de tiempo de calidad juntos. Si tu hijo está jugando o haciendo algo que no requiere de toda tu atención es preferible que te vea leyendo un libro que mirando el móvil.